viernes, 20 de noviembre de 2009

99 Aniversario de la Revolución Mexicana



En el largo periodo que el general Porfirio Díaz ocupó la Presidencia de la República se hicieron más evidentes y cruentas las abismales diferencias en riqueza, educación y bienestar entre la inmensa mayoría del pueblo y el reducido grupo que, al amparo del poder del gobierno porfirista, gozaba prácticamente de todos los privilegios, a costa de condenar a la miseria a esa mayoría ya harta de su pobreza e ignorancia.
Aunque la miseria corroía los cimientos de la sociedad mexicana, finalmente no afloraba de manera abierta debido a la ancestral sumisión y al control que las poderosas fuerzas locales mantenían sobre un pueblo hundido en la ignorancia.
Pero la falta de libertades políticas, que se traducía en la escasa posibilidad para las clases medias emergentes de ascender socialmente y tener acceso a los puestos de mando y la riqueza, fue abriendo paso a los reclamos y exigencias de éstas, hasta llegar al estallido de la violencia armada.
Precisamente fueron esas clases ilustradas, que contaban con la preparación y el conocimiento de la situación real del país, quienes plantearon la necesidad y después la exigencia de que se abrieran los cauces para tener la oportunidad de ocupar los puestos que ya de antiguo se encontraban en las mismas manos, ahora cansadas y viejas, de los beneficiarios de la paz porfiriana.
A raíz de que el propio general Porfirio Díaz expresara –en una famosa entrevista que le hiciera en 1908 el periodista norteamericano James Creelman- que México ya se encontraba preparado para la democracia, se comenzaron a formar clubes y partidos políticos con la esperanza de poder participar en la ya próxima contienda electoral, que imaginaron libre y abierta, y que tendría lugar en 1910.
Ante esa situación, había quienes consideraban que se debía actuar con prudencia y que, antes de que se diera un cambio total y radical en los altos puestos políticos, debería mantenerse como presidente al general Porfirio Díaz y cambiar únicamente al vicepresidente, quien debería aprender a gobernar, para que cuando faltara Díaz los cambios se dieran sin sobresaltos ni riesgos y el pueblo mexicano comenzara a gozar de una auténtica vida democrática.
Pero la idea del propio general Porfirio Díaz no coincidía con la de aquellos que habían creído en sus palabras, como Francisco I. Madero, quien se había dado a la tarea de recorrer el país promoviendo su candidatura a la presidencia, mediante la constitución del Partido Antirreeleccionista.
En junio de 1910 se llevaron a cabo unas elecciones nada democráticas. Madero había sido encarcelado previamente y Díaz resultó electo presidente para un nuevo periodo, el séptimo, ahora de seis años, acompañado de Ramón Corral como vicepresidente.
Como resultado, Madero proclamó el Plan de San Luis, en el que hizo un llamado a las armas, como parte de su denuncia contra unas elecciones fraudulentas. La revuelta debía estallar el 20 de noviembre y, ante este llamado, en muchas partes del país se levantaron grupos armados contra el gobierno porfirista.
La revolución maderista se fue extendiendo por gran parte del país, teniendo al Norte como escenario de importantes triunfos, con lo que el ejercito porfirista, a pesar de que en el fondo permaneció casi intacto, fue derrotado.
Así, el general Porfirio Díaz se vio obligado a presentar su renuncia a la presidencia y tomar el camino del exilio, mediante la firma del Tratado de Ciudad Juárez, el 21 de mayo de 1911.
De esta manera, se puso punto final a una época de casi 34 años del ejercicio del poder unipersonal, para abrir paso, no sin dificultades y contradicciones, a otra etapa de la historia mexicana, en la que se trataría de hacer efectivo el lema maderista de "sufragio efectivo, no reelección".
Por lo pronto, como consecuencia del triunfo de la revolución maderista y la firma del Tratado de Ciudad Juárez, Francisco León de la Barra –quien fungía como ministro de Relaciones Exteriores-, asumió interinamente la Presidencia de la República, a fin de convocar a nuevas elecciones, en las que Francisco I. Madero resultaría investido presidente.
Desde el mismo momento en que triunfa la revolución convocada por Madero, se comienzan a generar problemas al interior del grupo revolucionario, lo que aunado a omisiones, errores y promesas no cumplidas, darían por resultado que la revolución no lograra avanzar y profundizar como deseaban sus iniciadores
Este periodo revolucionario culminó inclusive con el asesinato de su principal promotor, Francisco I. Madero, a quien se ha dado en llamar, con justicia, el "mártir de la democracia".

martes, 17 de noviembre de 2009

Se acerca el 20 de Noviembre


La Revolución Mexicana fue la primera revolución social y política del siglo XX, que inició en 1910 y terminó oficialmente en 1917 con la promulgación de la Constitución de 1917, si bien hubo conflictos internos y rebeliones armadas hasta la década de los treinta. El movimiento armado inició como una rebelión en contra de la dictadura de Porfirio Dí­az, quien se mantuvo bajo una dictadura por 39 años.
A pesar de que se considera que la Revolución inició con el levantamiento de Francisco I. Madero, durante el mandato de Porfirio Díaz, hubo diversas sublevaciones de personas que pertenecían al antiguo régimen del porfiriato; sin embargo estas fueron intentos de golpe de estado, sin que hubiera realmente una ideología de cambio político, social o económico.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Cumpleaños de Sebastián!!!!


Hola!!!

Hoy es el cumple #16 de mi hijo, estoy muy feliz de verlo ya tan grande y sobre todo ya en Prepa.
Aun recuerdo completo la mañana del Sábado lluvioso que nacio y verlo asi es algo que no puedo ni explicar.
Para mi es un dia FESTIVO y muy Feliz, asi que se los "presumo" muy orgullosa.
Que tengan un hermoso dia.
Feliz Cumple Sebastián!!!! Que Dios te Bendiga hijo.
Besos a todos

lunes, 2 de noviembre de 2009

DIA DE LOS FIELES DIFUNTOS


Año con año se celebra una de las prácticas más representativas y significativas para la cultura mexicana; una tradición que durante muchos años, se ha venido haciendo en honor de aquellos que se nos han adelantado en la vía hacia al más allá después de la muerte; dicha celebración, se apega según a la región en donde se lleve a cabo. El 1 y 2 de noviembre se celebra la conmemoración del Día de los Muertos. Para esa ocasión se fabrican, con materiales muy básicos, una serie de figuras que representan esqueletos.
La calavera de azúcar el candelero de cerámica son objetos muy típicos del arte popular mexicano. Así como también las famosas calaveritas.
La flaca, la huesuda, la catrina, la pelona, es como se le denomina a la representación de la muerte, de quien en ese día, los mexicanos hacemos mofa.
Es una festividad mexicana y centroamericana, se celebra también en muchas comunidades de Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana. La UNESCO ha declarado esta festividad como Patrimonio de la Humanidad. El Día de los Muertos es un día festejado también en el Brasil, como Dia dos Finados.
El 2 de noviembre se visita el panteón, se adornan las tumbas. Acto seguido, se regresa a la casa en donde se encuentra la ofrenda, se realiza la "levantada de la ofrenda" y se toman alimentos en compañía de los familiares.

domingo, 1 de noviembre de 2009